Archivo de febrero 2012

NACHO ARES Y LA TUMBA DE TUTANKHAMON

El viernes 17, tuvimos el placer de acompañar a Nacho Ares en la librería Hojas de Bohemia, de Jerez. Presentaba su novela La tumba perdida (Grijalbo). Un nutrido número de lectores llenó a rebosar la Librería jerezana. Nacho Ares es suficientemente conocido como para hacer innecesaria una presentación. Nació en 1970  y ha sido, hasta hace muy poco, director de la Revista de Arqueología, aunque es más popular por presentar el programa de radio de la cadena Ser, SER Historia, a la vez que colabora con Iker Jiménez en el programa Cuarto Milenio. Es autor de las novelas El retrato,  y la La tumba perdida, asi como de los ensayos, “El Egipto oculto”, “Egipto tierra de dioses”, “Tutankamón el último hijo del sol” o “Arqueología de los dioses”.

Con esta novela realiza un homenaje al nonagésimo aniversario (1922) del descubrimiento de la tumba de Tutankhamon y también a su descubridor, Howad Carter, “el principal culpable”, como afirma su autor,  de que se dedicara a la egiptología.

La novela alterna dos narraciones ambientadas en diferentes épocas pero con el denominador común de la tumba del joven faraón egipcio.

Sin necesidad de entrar en terrenos sensacionalistas, el autor nos sumerge en una apasionante aventura de misterio, con el telón de fondo de una cultura enigmática.
La primera de las narraciones comienza en noviembre de 1922 con el descubrimiento de la primera tumba intacta en el Valle de los Reyes de Luxor. El hallazgo ha sido obra de Howard Carter, experto arqueólogo que ha trabajado bajo el mecenazgo del Lord Carnarvon, su amigo y colega de aventuras. Lo que debía ser el momento más dulce de la carrera de Carter se ve empañado por una nueva obsesión, la inscripción de un ostracon hallado en el valle que podría señalar la existencia de una tumba perdida y maldita también relacionada con Tutankhamon. El arqueólogo comparte su descubrimiento con la hija de Carnarvon, lady Evelyn, una joven despierta y audaz, gran amiga de Carter, que le acompañará en sus investigaciones.

El hallazgo de la tumba ha convulsionado el mundo de la arqueología y despertado el interés de autoridades políticas, periodistas y turistas. Carter, un hombre insociable, reservado y de formas algo bruscas, tendrá que lidiar con la lucha de intereses de autoridades egipcias, inglesas y francesas, además de con la avaricia inherente en la naturaleza del ser humano. Mientras él solo se preocupa por la información histórica y arqueológica escondida en los tesoros de la tumba, las autoridades se mueven por la codicia provocada por el “brillo del oro”.

Al mismo tiempo que prepara el equipo para analizar la tumba, Carter continúa con su particular obsesión por supuesta tumba perdida, información que solo ha compartido con Evelyn, aunque contar un secreto en Egipto es publicarlo en las portadas de todos los periódicos nacionales e internacionales”.

Carter y Evelyn se enfrentarán a múltiples peligros al “desenterrar una verdad que hunde sus raíces en la historia más desconocida del Antiguo Egipto”. La segunda de las narraciones, que se alternará con la anterior, nos sitúa en el siglo XIV a.C., bajo el reinado del joven Tutankhamon, de 17 años de edad. Hijo de Akhenatón, “el faraón hereje”, personaje grotesco al que todos querían olvidar, Tutankhamon es un joven enclenque, con una débil salud, que presagiaba que su final estaba cerca.

El faraón visita las obras de su tumba para realizar a su capataz una sorprendente propuesta que dará comienzo a una lucha de poder con la casta sacerdotal de Amón. A lo largo de la historia se revelarán las claves para descubrir la verdad sobre la obsesión de Howard Carter.

La tumba perdida es un relato fascinante que se lee del tirón y que desvela aspectos curiosos sobre la vida del faraón, el descubrimiento de su tumba y la supuesta leyenda sobre su maldición. Un gran libro que huye de sensacionalismos y que nos sumerge en una historia plagada de aventuras y misterios

ILUSTRADORES ANDALUCES

Portada del libro

EH Editores participa en Carmona con la presentación del libro Ilustradores Andaluces/2, publicado por la editorial jerezana en  las III Jornadas de Encuentros con Autores “Autores en Viñetas”. Que se celebrará en Carmona (Sevilla) los próximos días 23, 24, 25 y 26 de febrero. El evento, organizado por la Asociación Juvenil «Carmona en Viñetas»  contará con autores de cómic de la talla de Azpiri, Carlos Pacheco, Roger y Raule, Rafa Sandoval, Jordi Tarragona, Laura Kjoge, Studio Kawaii, David Rubín, Teresa Valero, Montserrat Martín, Maz, Alberto Belmonte, Francisco Porcel, Mikel Janin, Mateo Guerrero, Sergio Bleda, El Torres, Gabor, Roger Bonet, Kenny Ruiz, Jesús Merino, Oscar Jiménez Vargas, Studio Kosen…

Cartel anunciador del Encuentro con Autores

El jueves 23 de febrero será la inauguración oficial del acto en la Biblioteca Pública Municipal de Carmona (C/ Domínguez de la Haza, s/n) a las 17:00 horas. Los encuentros tanto del día 23 como del día 24 tendrán lugar en la Biblioteca Municipal.

Por su parte, los encuentros con autores de los días 25 y 26 tendrán lugar en el el salón de conferencias del Molino de la Romera (C/Sor Ángela de la Cruz nº 8 ) de la localidad carmonense. Se adjunta programa completo de todos los encuentros por autores que tendrán lugar cada día.

Paralelamente a este encuentro tendrán lugar exposiciones como la Exposición sobre la Obra “Ilustradores Andaluces. cómic y animación” Libro del que se han publicado dos tomos y que recogen trabajos de autores andaluces como Jesús Merino, Francisco Porcel, Alberto Belmonte, Miguel Serrano, Carlos Pacheco, Oscar Jiménez, Maz y Gabriel Hernández Walta. Desde el 24 de febrero hasta el 15 de marzo, se podrá contemplar en la sala de exposiciones de los bajos del ayuntamiento.

LUISA FUTURANSKY

Invitada de lujo en el Ciclo Poético Palabras sin frontera, organizado por la Librería Hojas de Bohemia, la escritora argentina, afincada en París, Luisa Futoransky (Buenos Aires, 1939), que cautivo el pasado lunes a cuantos quisieron acompañarla en el acto que se celebró en el Alcázar de Jerez. La fría noche no impidió que un nutrido grupo compartieran un acto de lujo, donde pudimos, de la mano y de la voz de esta poeta, recorrer su dilatada obra. Nacida en Buenos Aires, esta incansable viajera, que desde hace años ha atracado, por fin,  su nave junto al Sena, en París, tiene editados en España más de una decena de poemarios, uno de ellos, publicado precisamente en Jerez hace cuatro años, precisamente en la Colección Hojas de Bohemia, de EH Editores: Seqüana Barrosa.

Presentada por el también poeta Domingo F. Faílde, quiso iniciar su recital con varios poemas de este libro, como homenaje a la ciudad que en estos días la acogía por invitación del Grupo Romero Caballero. Su buen hacer, su eficaz calidad literaria, su dilatada experiencia, su profunda humanidad y su capacidad de diálogo con sus lectores rompió fronteras en este encuentro y nos acercó a una de las voces más autorizadas del panorama lírico actual en castellano.

CHAGALL EN MADRID

 Razones para visitar el Museo Thyssen-Bornemisza, las hay siempre, pero del 14 de febrero al 20 de mayo de este año, hay una razón más, que no es poca, pues alberga la primera retrospectiva que se organiza en España del artista ruso Marc Chagall. Se presenta el 14 de febrero en el Museo Thyssen-Bornemisza y en la Fundación Caja Madrid. Más de 150 obras procedentes de colecciones e instituciones públicas y privadas del todo mundo, reunidas en ambas sedes, para repasar toda la trayectoria de uno de los artistas más destacados del siglo XX; un creador singular, con un estilo personal e inconfundible, que ocupa un papel clave en la historia del arte.   

El MoMA y el Guggenheim de Nueva York, la Kunsthaus de Zürich, el Kunstmuseum de Berna, el Stedelijk Museum de Amsterdam, el Tel Aviv Museum of Art, la Tate Modern de Londres,… y así hasta un total de veinte museos de todo el mundo, junto a un gran número de colecciones particulares, que han cedido para la ocasión piezas fundamentales de sus fondos. Mención especial merecen el Centre Pompidou de París, desde donde han viajado nueve obras, y la propia familia del artista, que ha contribuido al proyecto con un generosísimo préstamo.  

 El resultado, una larga y completa selección de obras maestras realizada por el comisario de la muestra Jean-Louis Prat, presidente del Comité Chagall, que hacen de esta exposición un acontecimiento artístico de primer orden, difícilmente repetible, y una ocasión única para acercarse a la extensa y particular obra de este artista imprescindible.

 

TENER SIEMPRE RAZÓN

         Arthur Shopenhauer escribió un breve tratado sobre la dialéctica que tituló El arte de tener siempre razón[1]. Un arte que tenemos la manía de querer poseer todos. Así somos y así nos empeñamos a ser a juzgar por el planteamiento de nuestras discusiones. A parte de las 38 estratagemas que el desarrolla para que expongamos nuestro punto de vista y así imponerlo, hay una afirmación en la introducción que me ha parecido sumamente acertada.

¿Por qué esa pasión por tener siempre  razón? ¿Y de dónde la discusión impositiva?  «De la mediocridad natural de la especie humana. Si no fuera así, si fuésemos profundamente honrados, no buscaríamos, en todo debate, más que hacer surgir la verdad, sin preocuparnos de saber si ésta es conforme a la opinión que habíamos defendido primero o a la del adversario, lo cual no tendría importancia o al menos sería totalmente secundario […]. La vanidad innata, particularmente irritable en lo que concierne a las facultades intelectuales, no quiere aceptar que nuestra afirmación resulte ser falsa, ni que la del adversario sea acertada. Por consiguiente, cada uno debería simplemente esforzarse en no expresar más que juicios exactos, lo cual debería incitar a pensar primero y hablar después. Pero en la mayoría de los hombres la vanidad innata va acompañada de una necesidad de cháchara y de una falta de honradez innata. Hablan –concluye Shopenhauer- antes de haber reflexionado, y aún cuando después se den cuenta de que su afirmación es falsa y de que están equivocados, es necesario que las apariencias demuestren lo contrario. Su interés por la verdad, que sin duda debe ser generalmente el único motivo que les guíe cuando afirman una tesis supuestamente verdadera, desaparece completamente ante los intereses de su vanidad: la verdad debe parecer falsa y lo falso, verdadero».  

Ni más ni menos. Una fotografía exacta y, si queremos, de alta resolución. Y ahí seguimos, viviendo en un teatro de falsedades. Al final termina por caer el telón y la representación no ha servido para nada.


[1] Ahora felizmente editado en castellano por José J. de Olañeta.

¿LA CONDICIÓN HUMANA?

La mayoría atribuye esta fábula a Esopo, ese personaje tracio del 600 antes de Cristo,, del que la historia nos ha dejado escasas certezas pero muchas fábulas. Otros dicen que se trata de una fábula africana. ¿Qué más  da? Lo cierto es que está en nuestro bagaje cultural como retrato desgraciadamente fiel de la condición de una buena parte de los seres humanos. Cuenta que «había una vez una rana sentada en la orilla de un río, cuando se le acercó un escorpión que le dijo: •Amiga rana, ¿puedes ayudarme a cruzar el río? Puedes llevarme a tu espalda… •¿Que te lleve a mi espalda? —contestó la rana—. ¡Ni pensarlo! ¡Te conozco! Si te llevo a mi espalda, sacarás tu aguijón, me picarás y me matarás. Lo siento, pero no puede ser. •No seas tonta —le respondió entonces el escorpión—. ¿No ves que si te pincho con mi aguijón, te hundirás en el agua y que yo, como no sé nadar, también me ahogaré?

«Y la rana, después de pensárselo mucho se dijo a sí misma: •Si este escorpión me pica a la mitad del río, nos ahogamos los dos. No creo que sea tan tonto como para hacerlo. Y entonces, la rana se dirigió al escorpión y le dijo: •Mira, escorpión. Lo he estado pensando y te voy a ayudar a cruzar el río. El escorpión se colocó sobre la resbaladiza espalda de la rana y empezaron juntos a cruzar el río.

«Cuando habían llegado a la mitad del trayecto, en una zona del río donde había remolinos, el escorpión picó con su aguijón a la rana. De repente la rana sintió un fuerte picotazo y cómo el veneno mortal se extendía por su cuerpo. Y mientras se ahogaba, y veía cómo también con ella se ahogaba el escorpión, pudo sacar las últimas fuerzas que le quedaban para decirle: •No entiendo nada… ¿Por qué lo has hecho? Tú también vas a morir. Y entonces, el escorpión la miró y le respondió: •Lo siento ranita. Es mi naturaleza, es mi esencia, no he podido evitarlo, no puedo dejar de ser quien soy, ni actuar en contra de mi naturaleza, de mi costumbre y de otra forma distinta a como he aprendido a comportarme. Y poco después de decir esto, desaparecieron los dos, el escorpión y la rana, debajo de las aguas del río».

Aunque intentemos confiar una y mil veces en algunos seres, parece decirnos la fábula, su naturaleza es tal que, antes o después, a la entrada o a la salida, harán daño, Aquel que el escorpión justificaba como el que no podía dejar de hacer, pues esa era su naturaleza. Tal vez, si se hubiera dedicado a cultivar otros valores, en aquel momento de peligro para ambos, en medio del río, podría haber ejercido la generosidad, y la solidaridad. ¡Mejor le hubiera ido!


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