El viernes 17, tuvimos el placer de acompañar a Nacho Ares en la librería Hojas de Bohemia, de Jerez. Presentaba su novela La tumba perdida (Grijalbo). Un nutrido número de lectores llenó a rebosar la Librería jerezana. Nacho Ares es suficientemente conocido como para hacer innecesaria una presentación. Nació en 1970 y ha sido, hasta hace muy poco, director de la Revista de Arqueología, aunque es más popular por presentar el programa de radio de la cadena Ser, SER Historia, a la vez que colabora con Iker Jiménez en el programa Cuarto Milenio. Es autor de las novelas “El retrato”, y la “La tumba perdida”, asi como de los ensayos, “El Egipto oculto”, “Egipto tierra de dioses”, “Tutankamón el último hijo del sol” o “Arqueología de los dioses”.
Con esta novela realiza un homenaje al nonagésimo aniversario (1922) del descubrimiento de la tumba de Tutankhamon y también a su descubridor, Howad Carter, “el principal culpable”, como afirma su autor, de que se dedicara a la egiptología.
La novela alterna dos narraciones ambientadas en diferentes épocas pero con el denominador común de la tumba del joven faraón egipcio.
Sin necesidad de entrar en terrenos sensacionalistas, el autor nos sumerge en una apasionante aventura de misterio, con el telón de fondo de una cultura enigmática.
La primera de las narraciones comienza en noviembre de 1922 con el descubrimiento de la primera tumba intacta en el Valle de los Reyes de Luxor. El hallazgo ha sido obra de Howard Carter, experto arqueólogo que ha trabajado bajo el mecenazgo del Lord Carnarvon, su amigo y colega de aventuras. Lo que debía ser el momento más dulce de la carrera de Carter se ve empañado por una nueva obsesión, la inscripción de un ostracon hallado en el valle que podría señalar la existencia de una tumba perdida y maldita también relacionada con Tutankhamon. El arqueólogo comparte su descubrimiento con la hija de Carnarvon, lady Evelyn, una joven despierta y audaz, gran amiga de Carter, que le acompañará en sus investigaciones.
El hallazgo de la tumba ha convulsionado el mundo de la arqueología y despertado el interés de autoridades políticas, periodistas y turistas. Carter, un hombre insociable, reservado y de formas algo bruscas, tendrá que lidiar con la lucha de intereses de autoridades egipcias, inglesas y francesas, además de con la avaricia inherente en la naturaleza del ser humano. Mientras él solo se preocupa por la información histórica y arqueológica escondida en los tesoros de la tumba, las autoridades se mueven por la codicia provocada por el “brillo del oro”.
Al mismo tiempo que prepara el equipo para analizar la tumba, Carter continúa con su particular obsesión por supuesta tumba perdida, información que solo ha compartido con Evelyn, aunque “contar un secreto en Egipto es publicarlo en las portadas de todos los periódicos nacionales e internacionales”.
Carter y Evelyn se enfrentarán a múltiples peligros al “desenterrar una verdad que hunde sus raíces en la historia más desconocida del Antiguo Egipto”. La segunda de las narraciones, que se alternará con la anterior, nos sitúa en el siglo XIV a.C., bajo el reinado del joven Tutankhamon, de 17 años de edad. Hijo de Akhenatón, “el faraón hereje”, personaje grotesco al que todos querían olvidar, Tutankhamon es un joven enclenque, con una débil salud, que presagiaba que su final estaba cerca.
El faraón visita las obras de su tumba para realizar a su capataz una sorprendente propuesta que dará comienzo a una lucha de poder con la casta sacerdotal de Amón. A lo largo de la historia se revelarán las claves para descubrir la verdad sobre la obsesión de Howard Carter.
La tumba perdida es un relato fascinante que se lee del tirón y que desvela aspectos curiosos sobre la vida del faraón, el descubrimiento de su tumba y la supuesta leyenda sobre su maldición. Un gran libro que huye de sensacionalismos y que nos sumerge en una historia plagada de aventuras y misterios