Epicteto, un filósofo y maestro del primer siglo de nuestra era, escribe el Enchiridion. Son recopilaciones de sus discursos, pues era más orador que escritor. Su discípulo Flavio Arriano tomó apuntes. Menos mal que li hizo. Así es posible conocer ahora su pensamiento.
En esta tierra nuestra de cotillas y criticones, de lengua fácil, donde el calumnia que algo queda es más que norma y en donde no reparamos en medios para minar la reputación de los demás, sin el menor de los escrúpulos, me ha causado impresión un párrafo de Epicteto. Consejos interesantes de la sabiduría de hace dos mil años, que no han perdido vigencia, en este desquiciado siglo. «No tengas miedo de los insultos ni de las críticas. Sólo los moralmente débiles se sienten obligados a defenderse o explicarse ante los demás. Deja que la calidad de tus actos hable en tu nombre. No podemos controlar la impresión que los demás se forman de nosotros, y esforzarse por hacerlo degrada el carácter.
«Así pues, si alguien te dice que una persona determinada te ha estado criticando, no te molestes en excusarte o defenderte. Limítate a sonreír y responde: “Supongo que esa persona no conoce mis demás defectos. De no ser así no habría mencionado sólo esos”». ¡Un buen consejo de Epicteto!