“Los médicos debemos poner a disposición de nuestros pacientes todo el arsenal terapéutico disponible, sin miedos ni prejuicios”, ha afirmado el doctor Juan Sebastián Lozano Pizarró que abordó este pasado lunes ‘El dolor’ en la Escuela de Hostelería de Jerez.
El dolor es un síntoma, una amenaza, una acechanza, una realidad que a todos, tarde o temprano, atrapa, incumbe, afecta y perturba. Enemigo del hombre desde su nacimiento y temor de propios y extraños. El dolor, su análisis médico, fue motivo de tratamiento público el pasado lunes en la Escuela de Hostelería de Jerez. De nuevo el ciclo ‘Escuela de Salud’, enmarcado dentro de la programación cultural 2009-2010 del Grupo Romero Caballero, aglutinó a numerosísimo público atraído esta vez por la conferencia del doctor Juan Sebastián Lozano Pizarro, una charla tan amenísima como reveladora que incentivó el debate al final de su intervención. No cabe la menor duda que el dolor todavía sustenta una de las mayores disparidades conceptuales desde el prisma de los propios profesionales sanitarios: “Yo vengo esta noche aquí –comentó Juan Sebastián- para aclararos que nadie, ningún paciente, debe aguantar ninguna clase de dolor, que en España mantenemos a toda costa –equivocadamente- la mentalidad de que tenemos que soportar el dolor y eso no es así: los profesionales de la Sanidad estamos capacitados y poseemos todas las herramientas a nuestro alcance para que nadie padezca dolor. Otra cosa es que nos acomodemos a la falta de tiempo que padecemos los médicos para diagnosticar las verdaderas causas, los antecedentes y las consecuencias, del dolor de nuestros pacientes. Debemos exigir a nuestros médicos que nos ahorren el padecimiento del dolor”.
Presentó a Juan Sebastián Lozano el jefe de Comunicación del Grupo Romero Caballero Marco Antonio Velo quien indicó que “nos honra acoger a un biennacido, a un doctor de la humanidad sin protagonismos, a un risueño amante de la amistad. Enseguida comprobaréis que la Medicina no siempre responde a conceptos difusos e inexactos sino a la voz de quienes la ejercen con honradez, con madurez y hasta con timidez. Contra el dolor… la palabra de nuestro querido Juan Sebastián: no existe mejor lenitivo, mejor bálsamo ni mejor diagnóstico”.
En efecto fue la palabra de Juan Sebastián Lozano –doctor jerezano que sin embargo desarrolla su profesión en Sanlúcar de Barrameda- como una bocanada de esclarecimiento, de nítida información, para la práctica totalidad de las personas que acudieron al recaudo de su ponencia: “El dolor se puede entender por sí mismo como si fuera una enfermedad porque el sufrimiento tiene y contiene muchos aspectos. Hay que partir de una base: no existe una definición clara del dolor. Siempre se ha definido en Medicina como un síntoma. Pero ciertamente no se trata de un síntoma a secas sino, además, de una experiencia sensorial desagradable si tenemos en cuenta que además cada individuo responde de una manera diferente al dolor”.
Para el doctor Lozano Pizarro, “el dolor no se trata sino que se infratrata y aquí quiero entonar el mea culpa y mostrarme crítico con mis compañeros de profesión. Los médicos, en España, al contrario de muchos otros países, tratamos mal el dolor. Tenemos a nuestro alcance fármacos estupendos, tenemos todas las herramientas posibles, pero nos hemos acostumbrado a trabajar con 4 cuando en realidad poseemos 400. Nos estamos acostumbrados, por ejemplo, a cuantificar el dolor. De otro lado, los profesionales somos reacios a utilizar los opiáceos, fármacos estupendos y seguros pero que arrinconamos porque siempre han estado mal vistos. Otro ejemplo: a nadie se le ocurre utilizar morfina para el dolor de cabeza… Pues yo diría que depende, ¿por qué no? Existen dolores de cabeza que sin morfina no desaparecen”.
Como síntesis de su fundamentada conferencia Juan Sebastián Lozano expuso la síntesis de sus propias conclusiones: “a) El dolor es un concepto complejo, mas relacionado con aspectos biopsicosociales y en términos de calidad de vida que como un mero síntoma dentro de una enfermedad. b) Los médicos debemos tratar de forma integral el dolor, atendiendo a los aspectos físicos, psiquicos, sociales, familiares, laborales, que conforman el todo que es un paciente que sufre. c) Los pacientes deben reclamar a sus médicos, la atención necesaria a sus dolencias, exigiéndoles en todo momento, por lo menos el alivio necesario o máximo en cada momento de su enfermedad, máxime conociendo que existen los medios necesarios. d) Los médicos debemos poner a disposición de nuestros pacientes todo el arsenal terapéutico disponible, sin miedos ni prejuicios ante medicaciones agresivas, sin más que utilizar la razón y el máximo objetivo que es aliviar el padecimiento de nuestros pacientes. e) Todos estos preceptos llegan a su máxima expresión cuando nos enfrentamos a la muerte, debiendo aplicar todos nuestros conocimientos y nuestros recursos para que llegado el momento, el exitus se produzca sin sufrimientos innecesarios ni actuaciones que vayan en contra de la propia naturaleza del paciente. (Distanasia: concepto que intenta respetar el momento natural de la muerte de un individuo, sin artificios que prolonguen innecesariamente la vida del individuo, haciendo hincapié en aliviar el sufrimiento con medidas justas.)”