Archivo de marzo 2024

Manolito en la ciudad de las damas 

de Antonio Aguayo Cobo y Ángeles Aliaño Salado (ilustradora) 

 Manolito, acompañado esta vez de su abuela, vuelve al Mundo de los Sueños, pero ahora a una parte que él no conocía, pero que le parece muy importante, La Ciudad de las Damas, porque en ella viven todas aquellas mujeres que, a pesar de haber hecho muchas cosas, “muy importantes” como él dice, han sido olvidadas por los libros de historia que han escrito los hombres. Virginia Woolf les sirve de guía, por lo que también la abuela está muy emocionada. ¡Ah! Se me olvidaba, también les acompaña Flush, que como él dice, es un cocker spaniel, algo de lo que no pueden presumir el resto de los perros.

 Antonio Aguayo Cobo ha sido profesor durante muchos años, enseñando lo que más le gusta en el mundo, La Historia del Arte, que fue lo que estudió en una ciudad muy bonita, Santiago de Compostela. Después ha hecho trabajos de investigación sobre el arte en otra ciudad también preciosa, Jerez de la Frontera, de la que escribió algunos libros muy serios. Quiere saber lo que significan las figuras de piedra que aparecen en algunos edificios antiguos, que tanto le gustan a Manolito. Vive en una ciudad que le encanta, El Puerto de Santa María, por lo que considera que siempre ha tenido mucha suerte en la vida. Ha escrito muchas cosas para mayores, también varias novelas, pero con lo que realmente disfruta es escribiendo los cuentos de Manolito.

 Ángeles Aliaño Salado nació en una ciudad preciosa que se llama Jerez de la Frontera, y allí ha sido maestra en varios colegios y en sitios increíbles, como el Zoo y el Jardín Botánico. Pero Ángeles no solo ha sido profesora, sino que también es artista plástica, y ha hecho muchas obras de escultura y pintura que se pueden ver en ciudades como Sevilla. Le encantan los libros y pintar, así que ha decidido hacer los dibujos y las portadas de muchos libros, pero lo que más le ha gustado, ha sido dibujar las historias de Manolito.

Al-Andalus

MARIBEL FIERRO
UNA INVITACIÓN A REFLEXIONAR SOBRE CÓMO SE HA ESCRITO LA ‘HISTORIA NACIONAL’ DE ESPAÑA EN RELACIÓN CON LOS MÁS DE OCHO SIGLOS DE PRESENCIA ISLÁMICA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA

¿Qué es más correcto decir, al-Andalus o España musulmana? Detrás de esta cuestión hay distintas interpretaciones de cómo entender la historia de las sociedades que se han sucedido a lo largo de los siglos en la península ibérica. La creación de los Estados-nación y sus posteriores dinámicas internas, sobre todo a partir del siglo XIX, se dio unida a la escritura de “historias nacionales” en las que se produjeron procesos de selección de aquello que se quiso integrar y de aquello que se pensó mejor dejar fuera. El objetivo de este libro es explicar qué fue la realidad llamada al-Andalus a lo largo de los ocho siglos de su existencia, cómo escribieron su historia los andalusíes y cómo se ha producido su integración o no en la escritura de la “historia nacional” de España, así como en la de la historia de las distintas comunidades autónomas. El interés en Europa por la formación de sociedades críticas, reflexivas e inclusivas fomenta necesariamente la revisión de las formulaciones existentes sobre el pasado. La conexión entre la historia escrita por los profesionales académicos, la historia colectiva y la memoria es también uno de los temas abordados en este libro desde el caso concreto de al-Andalus, dado que la presencia de ochocientos años en suelo peninsular de sociedades islámicas hace de España un caso de especial interés en ese campo.

Dia del padre

Dia del padre, de mi padre, al que le debo mucho de lo que soy. Donde estés -que será un sitio mejor que el que te tocó vivir aquí- allí, en donde quisiera que se te compensará por tanto amor a tus hijos, por tus sacrificios para que los demás pudiéramos crecer e ir adelante. Hoy, me toca felicitarte. Es tu día, pero no quiero sólo felicitarte sino darte las gracias. Un agradecimiento infinito, por fin eterno, Hoy es día de recordarte y hacerte llegar mi agradecimiento, que nunca será suficiente para lo que te mereces. Día del padre. Día de mi padre, Día del amor que nos diste y que conservo y conservamos en nuestro recuerdo. En ese rincón del alma en donde aprendí a vivir.

Estación de tránsito

«Estos años han pasado de prisa. Tal vez los primeros hayan sido más lentos. Los últimos, sin lugar a dudas, han volado». Y tejí un pensamiento de esta traza: «Me queda aún media vida por vivir, y en media vida pueden hacerse demasiadas cosas».  Un pensamiento al que antes o después se tienen que enfrentar todos los hombres. También Antonio, el protagonista de esta novela, que afronta la crisis que Johannes Tauler (Estrasburgo 1300-1361) e incluso el psicólogo y psiquiatra Carl Gustav Joung (1875-1961) denominaron la crisis de “la mitad de la vida”, es decir la crisis de los 40 años. Antonio, recluido en un Monasterio benedictino del norte de España,  tras diferentes circunstancias que le han llevado a profesar en él, atraviesa esa edad y desde aquel momento se suceden importantes acontecimientos que lo irán llevando por un viaje interior que transformará su vida, un profundo y apasionante viaje que le llevará a desenlaces inesperados por caminos desconocidos y desconcertantes para él, y que el Autor va desvelando al lector en una narración profunda y llena de calidad literaria. Una novela que ahonda en el interior del ser humano más allá de su estado y condición y que revela con una notable tensión narrativa los avatares de la vida, desde esta peculiar experiencia.

Verba volant…

Lo escribió Jan Vansina: Verba volant, scripta manent, dice el proverbio. Pero es desmentido en el mundo entero por gente cuyo comportamiento e instituciones demuestran que la palabra no es tan transitoria como puede creerse. Basta observar a los que conservan la tradición oral cuando recitan solemnemente los textos que fueron confiados a su memoria.  Los auditores siguen inmóviles y serios la exposición del recitador. No hay ninguna duda que para ellos las tradiciones orales son palabras que hacen revivir el pasado. Estas palabras son venerables, ya que constituyen la llave del tesoro de las experiencias de antepasados que trabajaron, amaron y sufrieron en tiempos pretéritos. No hay, pues, duda alguna de que, para ellos, las tradiciones son fuente para el conocimiento del pasado”.

Entrañas mestizas: Al Andalus sin ir más lejos

“Yo alabo a Dios porque me hizo nacer en Al-Andalus y me concedió la gracia de ser uno de sus hijos […]. Sus sabios en toda rama del saber […] son demasiados en número para que puedan contarse y demasiado célebres para que tengan que ser citados”. Razón tenia, y de sobras, Abû l-Walîd al-Saqundî, allá en el siglo XIII, cuando dejó volcadas estas líneas en su famosa risala. Sin embargo, y mientras en el colegio de mi época infantil nos obligaban al estúpido ejercicio de aprender de memoria la lista de los reyes godos –menores en importancia, a mi entender, y desde luego de menor vigencia en nuestro suelo- se olvidaron de hacernos estudiar la lista de los emires y califas de Al-Andalus. Y, desde luego, lo que es peor, exiliaron de nuestra memoria histórica y robaron de nuestro patrimonio cultural, nombres como los de aquellos “demasiados en número” –en expresión de Al-Saquindî– intelectuales, científicos, poetas, historiadores, místicos y filósofos de Al-Andalus. Ocho siglos de cultura, pegadas a nuestras raíces, y talados, incomprensiblemente, por aquellas pandillas de Alí-Babá, que han sembrado de saqueos la Historia de España.

          Gracias  a estos expolios, impunes ante la justicia de la historia, perpetrados por algunos y perpetuados por la miopía cultural de quienes tuvieron en sus manos el timón político y fáctico, y que desgraciadamente han ido heredando otros hasta traerlos al presente, no obstante los fabulosos esfuerzos de honestos historiadores que, sin pudor, no sólo han escarbado en la historia sino que se han atrevido a la osada labor de traducir y publicar, a beneficio de algunos que seguíamos estas pistas.

Gracias  a estos saqueos, desalojaron de nuestro catálogo patrimonial a hombres y mujeres que configuraron el saber no sólo de España sino de Europa. Hombres y mujeres que propiciaron, a su debido tiempo, el estallido de luz del Renacimiento; nombres como los de Ben Quzman, Ibn Arabí, Ibn Masarra, Averroes, Azarquiel, Ibn Hazm de Córdoba, Ibn Sahl, Ibn Al-Jatib, Muhammad Al-Gafiqi, Ibn Zuhr, Ibn Gayyat, Nazhûm Bint Al-Qilai, Ibn Jafacha, Al Mutamid, Wallada, Ibn Zaydn, Ibn Hayyan, Al-Kirmani, Ibn Al-Saffâr, Al Idrisi… Es más, no exiliaron de los manuales sólo a éstos, por musulmanes, sino que lo hicieron con idéntico resultado, con los judíos Ibn Gabirol, Hasday ibn Saprut, Abraham ibn Sahl, Dunas ben Labrat, Ibn Ezra, Yehudah ha-Leví, Yishaq ibn Gayyat, Yehudah ibn Verga, Yosef ibn Negrella, Ibn Jalfun, Menahem ben Saruq, y otros eminentes hombres de las letras y las ciencias, hijos de aquella Sefarat también olvidada.

          Algunos, nos negamos –por sentido común- a quedar sumergidos en la ignorancia y a privarnos de tanta riqueza y tan espléndido patrimonio, y desde hace años decidimos quebrar la lapidaria afirmación de Emilio Galindo Aguilar, en su “Crear un nuevo Al-Andalus”: “Nosotros, los españoles, nunca fuimos a Al-Andalus. Nunca cogimos los caminos de tantas Alhambras y Medinas Azaharas, cenáculos de las letras y las artes. Nunca subimos a los altos alminares, a las Giraldas y Torres de la Vela, desde donde se oteaba el espacio medieval, alumbrándolo con los sorprendentes resplandores culturales de Al-Andalus”. Y, alumbrados en el camino – no precisamente fácil ni expedito- por las antorchas de los historiadores que se aventuraron, y se siguen aventurando, por ellos, llevamos años decididos a visitar una y otra vez Al-Andalus, en nuestros libros, tanto de narrativa como de ensayo, deleitándonos con los versos de Ibn Zaydun, de Ibn Sahl de Sevilla y contemplar extasiados aquel Río Grande que tanto sabe de historia, el Guadalquivir, como lo viera el sevillano Asa Al-Ama, un día de lluvia, allá en el siglo XII: “La mano de los vientos / realiza finos trabajos de orfebre en el río, / ondulado en mil arrugas. / Y siempre que ha terminado de forjar / las mallas de una lóriga, / la lluvia viene a enlazarlas con sus clavillos”.

          Y así quebrar, invirtiendo los términos, la difundida tendencia de llevar a la hoguera lo que molesta a los propios intereses, es diferente o infunde pánico al frágil andamiaje sobre el que, a veces, montamos nuestras verdades y nuestras creencias, y del que ni nosotros mismos nos terminamos de fiar. Razón, ésta última, principal para volverse intransigentes. Lo consiguieron, para nuestros males.

La hoguera la encendieron in situs –en vivo y en directo- intolerantes correligionarios musulmanes –puristas donde los hubiese, que en todas partes cuecen habas- con la enorme biblioteca cordobesa de Al-Hakâm II, como lo hicieran otros con otros libros y por aparentemente diferentes razones, como lo hizo el mismísimo Cardenal Cisneros en la granadina plaza de Bibarambla, convirtiendo en fuego y ceniza siglos de cultura. Otros continuaron, para que cundiera siniestramente el ejemplo, borrando del catálogo lo que no interesaba y dejando mutilada la historia, manipulada la verdad y empobrecida nuestra cultura.

          La pureza de sangre –en estos asuntos de la cultura, como en otros -, además de ser una rotunda estupidez y una falacia, resulta ser más pobre que la sangre mestiza –a todas las sangres me refiero, no sólo a la de los hematíes y la hemoglobina -, rica y plural, abierta y contrastante, acicate de preguntas fértiles. Sangre que sabe enriquecerse, abrir caminos, indagar y ahondar, ensanchar horizontes y mantener unida a la familia humana. Y nuestra historia –desde los antiguos tiempos- es afortunadamente “mestiza”, o sea rica y plural. Los son nuestras letras, lo es nuestro arte. Recuperar la pluralidad, aceptando los hechos con justicia histórica, es abrir la puerta del diálogo –en todos los sentidos- , es entrar en la esfera del “nosotros”. El diálogo será, sin duda, más rico que cualquier monólogo. No negar el pan y la sal por razones ajenas a la verdad histórica, a la condición artística. Cuento posible de aplicar a cualquier período, a cualquier campo, a cualquier circunstancia.

          De ahí que cada vez que un insigne traductor, que un historiador valiente nos devuelve un nombre, una obra, una parcela de luz de aquellos tiempos de Al-Andalus, tengamos la placentera sensación de ver ensancharse ese rico patrimonio mestizo que ha hecho de nosotros lo que somos. Y, en contra del machacón monolitismo de los miedosos, hasta el menos avispado constata una vez más que no hay menoscabo en ello, sino enriquecimiento.

          ¿Tiempos de tolerancia? Bien. Pues, déjenme ustedes que escriba con idéntica admiración y orgullo –que por algo hay que empezar- estos dos nombres: Juan Ruiz, Arcipreste de Hita (s. XIV) e Ibn Hazm de Córdoba (s. XI), que, a mi parecer, entendió el amor tan bien como el primero. Y si me apuran, porque conviene poner un tercero, déjenme escribir éste: Abraham ibn Ezra (s. XII); de amor también sabía.

          De esta manera, los lectores de este 2000 de las parafernalias fatuas, volverán al ejercicio que Ibn Ammar de Silves, el que fuera visir de Al-Mutamid de Sevilla, describía en sus versos: “Mi pupila rescata lo que está preso en la página: lo blanco a lo blanco y lo negro a lo negro”.

Mirando al frente

Hoy es 8 de marzo. Afortunadamente, aunque no falten manipulaciones, la mujer sigue mirando al frente, como esta escultura de la artista jerezana Ángeles Aliaño. Nos felicitamos y seguimos trabajando para que también en este sentido avancemos y tengamos un mundo mejor sin mentiras e hipocresías. Sin trampantojos, y sin falsas imágenes.

8 de marzo, varios siglos después

La historia es maestra, pero de ella sólo hay que aprender lo bueno. Pues bien: pasados ya los humos tóxicos de encuentros, desencuentros, choques y falacias de las “celebraciones” –por calificarlas de algún modo- del Día de la Mujer, con sus circos ambulantes, por su mucho ruido y sus pocas nueces, deseo que no se comercie con algo tan serio y se haga política con el papel de la mujer en el mundo y me doy un paseo por la historia para respirar un poco, desechar lo malo, recuperar las voces precursoras y llamarles a las cosas por su nombre.

Voy a una etapa de la historia nuestra y paseo mi vista por los polvos que trajeron estos lodos. Pero también quiero pasear por algún prado verde que quisimos ignorar para seguir caminando como los cangrejos, sin mirar al futuro que hoy es ya presente.

Cuando uno recorre los escritos de intelectuales andalusíes, como Averroes, y descubre su largueza de miras, puede sorprender, como este pensamiento del sabio cordobés. Estamos en el siglo XII. El pensamiento del Islam sobre las mujeres estaba muy claro –como en la práctica lo ha estado el pensamiento “cristiano” para desgracia nuestra-. Pero vamos a los musulmanes. Ellos basan sus creencias en dos fuentes: el libro del Corán y los hadices. El Corán es para los musulmanes el libro que Dios inspiró al Profeta Mahoma. En él se recogen las verdades fundamentales de su fe. Los hadices son un conjunto de tradiciones, dichos y pensamientos –hay miles- recogidas de aquellos primeros compañeros del Profeta y que explican y aplican sus enseñanzas. En lo que se refiere a las mujeres –y esta es la parte que no me gusta de la historia- baste ver algunas azoras del Corán que se refieren a ella: “Los hombres están por encima de las mujeres, porque Dios ha favorecido a unos respecto de otros y porque ellos gastan parte de sus riquezas en favor de las mujeres. Las mujeres piadosas son sumisas a las disposiciones de Dios; son reservadas en ausencia de sus maridos en lo que Dios mandó ser reservado. A aquellas de quienes temáis la desobediencia, amonestadlas, confinadlas en sus habitaciones, golpeadlas. Si os obedecen, no busquéis pretexto para maltratarlas. Dios es altísimo, grandioso” (IV, 34). “Los hombres están un grado por encima de ellas [las mujeres]” (II, 228).  En otra de las suras medinesas  se lee: “Te preguntan acerca de la menstruación. Di: “Es un mal. ¡Manteneos, pues, aparte de las mujeres durante la menstruación y no os acerquéis a ellas hasta que se hayan purificado! Y cuando se hayan purificado, id a ellas como Alá os ha ordenado”. Alá ama a quienes se arrepienten. Y ama a quienes se purifican”. Delimitación de espacio, condicionante de relaciones, y neta primacía del varón sobre la mujer, como indica el siguiente versículo de este sura: “Vuestras mujeres son campo labrado para vosotros. ¡Venid, pues, a vuestro campo como queráis…!”(II, 222-223). El pensamiento patriarcal que domina desde hace siglos esta sociedad.

En cuanto al hadiz , nos puede bastar para completar estos pensamientos lo que dice uno de ellos, cuando presenta al Profeta expresando su pensamiento sobre las mujeres, me refiero a la que se recoge en una transmisión de Abu Sa’îd al-Judrí ; en este hadiz, exhorta a las mujeres a que cumplan con el precepto de la limosna, porque, según afirma, le ha sido revelado que ellas constituirán la mayor parte de los habitantes del infierno. Al serle preguntada la razón de esta condena eterna, responde que ellas no cesan de lanzar maldiciones y de mostrarse ingratas con sus maridos, caracterizando a continuación a las mujeres como seres defectuosos en razón y religión. Las mujeres inquieren cuál es el defecto de su razón y de su religión, contestando el Profeta con dos ejemplos: el hecho de que el testimonio de la mujer valga sólo la mitad que el testimonio del hombre, hecho que se recoge en la azora II, 282 del Corán es una prueba de su inteligencia defectuosa; el hecho de que la mujer no pueda rezar ni ayunar durante la menstruación es una prueba de su religión defectuosa. El hombre es, pues, un grado superior y además, su ámbito de actuación se encuentra en la vida pública, mientras que la mujer se halla relegada al ámbito de la vida doméstica, dentro de los muros del harén. Y desde luego sometida a éste. ¡Mejor no prender de esta maestra!

Una de las injusticias que se mantienen en esta sociedad es la que se ejerce sobre las mujeres. Averroes, llevado por una lógica aplastante, no se niega a dar su parecer sobre este hecho. Lo ha dejado escrito en su comentario a la República, de Platón. Tampoco estas opiniones debieron gustar a quienes querían y quieren permanecer instalados en el sistema y tienen el inmovilismo como arma para que todo siga igual, para que nada cambie ni avance y porque esto tiene consecuencias beneficiosas para los que ejercen el poder y la dominación.

De hecho, en uno de los hadices, se llega a afirmar que “un pueblo no prospera si tiene como dirigente a una mujer”; ¡el colmo!. Pensamiento que rebatió el sabio en su Comentario a la República, de Platón. Lo dejó escrito en él: “Aquí se plantea un problema que debe ser investigado acerca de si existen mujeres cuyas naturalezas se asemejan a las de cada una de las clases de ciudadanos… o si la naturaleza de las mujeres es diferente de la de los varones. Si fuera de aquel otro modo, y desde el punto de vista de las actividades de la comunidad, la mujer debería gozar de la misma situación que el varón en este orden de cosas y así podrían ser guerreros, filósofos, jefes, etc. Si la naturaleza del varón y de la mujer es la misma y toda constitución que es de un mismo tipo debe dirigirse a una concreta actividad social, resulta evidente que en dicha sociedad la mujer debe realizar las mismas labores que el varón… Cuando algunas mujeres han sido muy bien educadas y poseían disposiciones sobresalientes, no ha resultado imposible que lleguen a ser filósofos y gobernantes. Pero se cree que pocas veces se da este tipo en ellas, y algunas leyes religiosas impiden que las mujeres puedan acceder al sacerdocio; otras, por el contrario, si reconocen que pueda existir, pero lo prohíben.

            “Sin embargo en estas sociedades nuestras se desconocen las habilidades de las mujeres, porque en ellas sólo se utilizan para la procreación, estando por tanto destinadas al servicio de sus maridos y relegadas al cuidado de la procreación, educación y crianza. Pero esto inutiliza sus otras posibles actividades. Como en dichas comunidades las mujeres no se preparan para ninguna de las virtudes humanas, sucede que muchas veces se asemejan a las plantas…, representando una carga para los hombres, lo cual es una de las razones de la pobreza de dichas comunidades, en las que llegan a duplicar en número a los varones, mientras que al mismo tiempo y en tanto carecen de formación no contribuyen a ninguna otra de las actividades necesarias…”. Comprendo que se trataba de un planteamiento revolucionario que no acepta el planteamiento griego, en el primer caso, ni, por supuesto, el planteamiento islámico de su época, y que quedó reducido a un elevado pensamiento filosófico, considerado revolucionario y, por supuesto, descartable para el ámbito cultural en el que me movía. Tampoco éste, como otros que defendió y planteó, le trajo grandes beneficios. Muy al contrario. Pero no podía traicionar la verdad y la lógica más evidente. Rescatar estas fuentes cuando las conquistas y los retos del siglo XXI que vivimos son evidentes, no es desdeñable. Como no lo será cuando afrontemos las apuestas del futuro. El pensamiento de Averroes está siendo avalado por la sociedad actual, aunque con paso lento. Aligerar el paso es transcendental y dejar de hacer pantomimas e ir al grano. Y a los politiquillos de hoy dejarles que busquen peras en el olmo. Nosotros nos quedamos con Averroes que, al fin y al cabo, después de muchos años, ha ganado la apuesta.

Seis Escritoras medievales

Este libro lo escribí en 2008. Estaba haciendo mi tesis doctoral sobre MUJER, LITERATURA Y COMUNICACIÖN. Y tenía mi mirada puesta en las escritoras medievales, ignoradas por la historia de la literatura. Al fijarme en un grupo de escritoras escogidas a propósito por pertenecer a «estados» y realidades nacionales diferentes (una monja, una madre de familia, una mística, una poetisa procedente de otra cultura asentada en la España medieval, una escritora profesional…), intenté también describir la retórica común que las unía. Consciente también de que «a partir de la experiencia un tanto desigual, las mujeres han pensado el mundo y han escrito sus obras de otra manera», en palabras de M. Milagros Rivera-Garretas. Aún lo he visto en las estanterías de alguna librería. Lo escrito «permanece».


marzo 2024
L M X J V S D
 123
45678910
11121314151617
18192021222324
25262728293031

Album de Juan Félix Bellido

  • 92.206 Visitas

Artículos Publicados