Archivo de febrero 2011

LA ROMANIZACIÓN DE ASTA REGIA

Después de la conferencia con Jesús Montero Vitores

Sigo disfrutando –y por ello me siento afortunado- del ciclo de Historia de Jerez que el Centro de Estudios Históricos Jerezanos está llevando a cabo en colaboración con el Departamento de Cultura del Grupo Romero Caballero. Esta vez, Jesús Montero Vitores nos llevó de la mano por Asta Regia con la conferencia La colonización romana de Asta Regia.

Montero Vítores analizó –como escribe en su crónica Marco Antonio Velo- el impacto de la conquista romana del antiguo reino turdetano de Asta con la consecuente  transformación del paisaje histórico derivado de la colonización  itálica organizada por Julio César a mediados del siglo I a.C. Para el ponente, “Asta es una importante  ciudad estado que crece  tras la caía de Tartessos , en el siglo V a.C,  gracias al control de rutas de metales y producción agrícola que sale del Valle del Guadalquivir hacia Gades para ser exportada hacia el Mediterráneo Oriental. Esto le permite dominar un amplio  territorio de la provincia de Cádiz”.

“Tras la apertura de Gades a los romanos en 206 a.C –señaló el conferenciante-  éstos inician un proceso de colonización de la actual provincia de Cádiz que implica no solo la instalación  de veteranos itálicos en  suelo gaditano mediante el desarrollo de un proceso de urbanización y difusión de colonias, sino también la progresiva transformación del paisaje agrario circundante como consecuencia del desarrollo de centuriaciones y la instalación de una economía de explotaciones  agrícolas (cereales y vid)  orientada a la exportación  de la producción del Valle del Guadalquivir a Roma, utilizando las viejas rutas controladas por Asta (ahora Hasta Regia)”.

La pena es que desde aquellas primeras y únicas excavaciones de mediados de los años 40 hiciera Manuel Esteve Guerrero, un yacimiento tan valioso como el que se encuentra en las jerezanas tierras de Mesas de Asta, nadie se haya preocupado de seguir avanzando y la despreocupación de la Administración andaluza sea tan patente y escandalosa. Una verdadera pena. Y un descuido que no favorece a nadie. Todo lo contrario. Volver la mirada a Asta Regia es volver a la memoria histórica de estas tierras. Y poner en valor uno de los yacimientos arqueológicos más importante de la zona que nos devuelve a la época turdetana.

CUESTIÓN DE FORMAS

 Muchos amigos cinéfilos me repiten una y mil veces que vale la pena ver las películas que Juan Manuel de Prada pone en su programa “Lágrimas en la lluvia”, que Intereconomía emite los viernes por la noche. Recupera en él muchas joyas de la historia del cine. Y todas ellas valen la pena. Más aún, merece la pena ponerlas una vez más en valor para la historia del cine y de la cultura del último siglo. Y por sus títulos no me cabe la menor duda. Pero he de confesar que no logro nunca tener la paciencia de esperar a su proyección. A mitad de la presentación me mudo a otro programa. No logro resistir la presentación del reconocido escritor y gran conocedor del cine. Ese tono homilético que emplea, la ocupación de la cátedra televisiva para recuperar un lenguaje ex cátedra para opinar de las cosas, me resulta sumamente indigerible por la forma empleada. Seguramente es culpa mía –y con toda humildad la asumo-, pero como opinar es un derecho que todos tenemos, como también exige con razón, aporto que sería muy de agradecer que moderara el estilo y lo adaptase al medio, en tiempo y forma. Es verdad que hoy el púlpito está en las pantallas de televisión, pero las formas pueden ser, sin menoscabo del mensaje, diferentes.

CONFESIÓN

Hace unos días, en una conferencia que pronuncié sobre la novela histórica, hablaba sobre la vocación del escritor, sobre la que muchos me preguntan, y a la que siempre trato de aportar mi propia experiencia. No sé si estos tendrá que ver con la afirmación de Ibn Hazm de Córdoba (994-1064): “Perdóname, pues, que no traiga a cuento las historias de los beduinos o de los antiguos, pues sus caminos son muy diferentes de los nuestros. Podría haber usado de las noticias sin número que sobre ellos corren; pero no acostumbro a fatigar más cabalgadura que la mía ni a lucir joyas de prestado”. Suelo recurrir a la experiencia que tantas cosas me ha ido enseñando.

En el citado acto hice esta breve confesión sobre algo que está en la base de mi trabajo de escritor y que no me importa repetir en estas páginas: “He concebido siempre mi profesión de escritor como un servicio, una suerte de ministerio que se ejerce estudiando, trabajando, transpirando, que no paseando por el parque con las musas que en estos casos se convierten en musarañas, ni por las tertulias etílicas con los camaradas de la misma secta, para deleite recíproco de los respectivos ombligos”. Horas de sueño y ocio no le he negado a este quehacer. Y el periodista que llevo dentro –por carrera y oficio- ha aportado el resto. Contrastar las fuentes, aspirar a lo objetivo y ecuánime, tan inalcanzable por nuestra propia condición humana…Así han ido naciendo mis libros. Balbuceos, quizás, de mis intenciones, pero como afirmo siempre, también los balbuceos sirven para expresarse y vehicular el amor hacia algo.

COHERENCIA

         Mi intención es coherente y respetuosa. La hago con todo el afecto que les tengo a mis amigos cofrades que ya preparan la entrada en uno de los tiempos fuertes de sus hermandades. Dentro de poco se iniciará la cuaresma y la preparación, en todos los sentidos, de sus salidas procesionales en Semana Santa. Unas salidas que me llenaran Jerez de palcos –la polémica ya ha estado servida-, que me harán más difícil la normalidad de mi discurrir por el centro de la ciudad, que harán más difícil el negocio vital para los comerciantes del centro, y que me obligarán a ver las procesiones en sitios alejados de la carrera oficial, con esas murallas de madera que me impiden ver los pasos y que hacen de la Semana Santa en el centro una opción elitista y de prestigio social para los que pueden pagarse el estrecho corralito donde lucir el palmito.

Bien, aceptemos esa opción. Yo la acepto para que se haga caja y sirva al bien de todos. Los turistas, que sigan con su sorpresa ante este encajonamiento. Pero es que ya se preparan los estrenos, y éstos cuestan dinero. Y no estamos para gastarlos en lujos sino en solidaridad social. Ya sé que también este aspecto tiene cabida en las hermandades de hoy. Pero todo parece poco para una ciudad con un altísimo índice de paro y unas dificultades en la economía familiar que, nunca mejor dicho, claman al cielo. Por eso vuelvo una vez más a este apunte para la reflexión. No sé si es predicar en el desierto, pero la amistad y el aprecio me lo permiten, apelando a la fe, que se dice expresar y testimoniar en público. El año pasado, en esta misma página publicaba lo que sigue:

“En estos tiempos tan críticos que, con enorme sufrimiento, estamos viviendo, conviene una profunda reflexión, seria y activa. No vale ponerle siempre una vela a Dios y otra al diablo. Y ya que tanto se apela a la tradición, conviene no quedarse en lo anecdótico y poco comprometido e  ir a la tradición más profunda y genuina. El otro día, escarbando en textos fundamentales de los Padres de la Iglesia, los que marcaron –con sus luces y sus sombras- el pensamiento cristiano, a partir de las Escrituras, y la reflexión doctrinal y teológica, me he encontrado con este texto de uno de los Padres más importantes de la Iglesia de Oriente, Juan Crisóstomo. El ilustre patriarca de Constantinopla, en el siglo IV, que ha pasado a la historia con el sobrenombre de Crisóstomo, es decir, boca de oro, por su lucidez y su eficacia oratoria, nos ha dejado centenares de homilías. En una de ella, en la que comenta –como en mayoría de las demás- un texto de la escrituras, hace esta contundente reflexión. Conviene a este tiempo, y en aquellos que sitúan su vida y su acción en parámetros cristianos, volver a hacerla, aunque hayan pasado nada menos que 16 siglos desde que se pronunció. Traslado aquí el texto tal y como se conserva. Este obispo antioqueno de origen, y que ejerce su labor pastoral en la capital constantinopolitana, también se planteaba preguntas fundamentales. Como en esta página tiene cabida todo lo que pueda interesar a nuestra cultura y a la praxis actual, origen de la misma, trascribo el texto:

«¿Qué le aprovecha al Señor que su mesa(=el altar) esté llena toda de vasos de oro, si Él se consume de hambre? Saciad primero su hambre y luego, de lo que os sobre, adornad también su mesa. ¿Haces un vaso de oro y no le das un vaso de agua fría? Y, ¿qué provecho hay en que le recubráis su altar de paños recamados de oro, si a Él no le procuráis ni el necesario abrigo? ¿Y qué ganancia hay en esto? Dime, en efecto: si viendo a un desgraciado falto del necesario sustento, le dejaras a Él que consumiera su hambre y tú te dedicaras a recubrir de oro su mesa, ¿es que te agradecería el beneficio o se irritaría más bien contra ti? Pues, ¿que si viéndole vestido de harapos y aterido de frío, no le alargaras un vestido, y te entretuvieras, en cambio, en levantar unas columnas de oro, diciéndole que todo aquello se hacía en honor suyo? ¿No diría que le estabas tomando el pelo y lo tendría todo por supremo insulto? Pues piensa todo esto sobre Cristo. Él anda errante y peregrino, necesitado de techo…Al hablar así, repito, no es que prohíba que también en el ornato de la iglesia se ponga empeño; a lo que exhorto es a que juntamente con eso, o, más bien, antes que eso, se procure el socorro de los pobres. De no haber hecho lo primero, a nadie se le culpó jamás; por lo otro, empero, se nos amenaza con el infierno… Mientras adornas, pues, la casa, no abandones a tu hermano en la tribulación, pues él es templo más precioso que el otro».

Huelgan los comentarios y vale la reflexión. Y cada palo, elegido libre y conscientemente, debe aguantar la vela que ha decidido enarbolar, y que merece todo el respeto, y exige la más profunda coherencia”.

Lo digo y lo repito porque “repetita iuvant”. Y tarde o temprano puede sonar la flauta.

LA NOVELA HISTÓRICA

Portada de mi primera novela publicada "¿Acaso está espiando el viento?"

El próximo día 24 de febrero, la Fundación Teresa Rivero y el Centro de Estudios Históricos Jerezanos, me han invitado a pronunciar a las 20,30 h. una conferencia en el salón de actos de la Fundación. La he titulado: «La novela histórica como vehículo para conocer la historia de Jerez».

Mi obra bibliográfica abarca distintos géneros y de ello dan fe los 30 libros publicados y los centenares de artículos especializados, culturales, etc. Pero, y esto es lo que creo que me lleva a esta conferencia, tengo publicadas tres novelas históricas. Y la trama de dos de ellas se desarrolla en Jerez de la Frontera. Sobre estas cosas hablaremos ese jueves.

FRACASO ESCOLAR

Siguen saliendo datos e informes que no tranquilizan a nadie. Porque aún siendo datos del presente que vivimos, van a condicionar considerablemente el futuro que nos espera. Porque, como dice el estudio de la Fundación La Caixa, dirigido por Mariano Fernández Enguita, Luis Mena Martínez y Jaime Riviere Gómez, Hoy la escuela se halla ante el reto de dar respuesta a unas exigencias que reflejan con exactitud la sociedad en que vivimos. Un mundo globalizado, muy competitivo, altamente cambiante y de una complejidad creciente demanda profesionales dispuestos a formarse continuamente, capaces de innovar y de adaptarse a las innovaciones, y de ser flexibles para manejarse con soltura en un entorno muy distinto del de hace pocas décadas”. No sólo por esta razón  sino que“además, la formación de las personas no es un asunto exclusivamente económico. Por el contrario, la dimensión cívica de la educación constituye, desde su origen, el núcleo de todo sistema democrático. La escuela forma, efectivamente, a profesionales, pero sobre todo a ciudadanos que puedan participar, de manera consciente y activa, en el progreso de la comunidad a la que pertenecen. Por todo ello, el fracaso escolar es considerado en la actualidad un problema de primer orden, muy especialmente en España, donde las tasas están por encima de la media europea y de los países de la OCDE”. 

Razón nos dan las cifras y la realidad palpable: el fracaso escolar es un hecho y no disminuye; todo lo contrario. En efecto,  “tres de cada diez alumnos españoles abandona los estudios obligatorios antes de graduarse y el 31% no consigue la titulación mínima obligatoria frente al 15,2% de la Unión Europea”, según el estudio realizado por la Fundación La Caixa ‘Fracaso y abandono escolar en España’

Unas cifras que hacen que se te abran las carnes y que despliegan un panorama de futuro nada halagüeño, porque es el doble de la media de los países europeos y que si hacemos el balance histórico va empeorando. Desde principio de esta década ha caído un 4,2 % el porcentaje de alumnos que consigue la titulación y mientras que en Europa desciendo el número de alumnos que abandona los estudios, en España aumenta. Un drama del que nos daremos cuenta dentro de unos años, cuando la necesaria competitividad se nos vaya por los suelos. Si, además, los que consiguen terminar con éxito sus carreras, tienen que terminar yéndose a Alemania a trabajar, ¿con qué nos quedamos en España? Con lo que nos cuesta hoy la Universidad española. 

No es éste un tema baladí, ni mucho menos, y cabría no sólo una profunda reflexión sino una profunda reforma.  Y, evidentemente, un diagnóstico certero. Sí éste, resulta difícil poner un tratamiento y curar al enfermo.

AGUSTÍN GARCÍA LAZARO Y UN RÍO

Río Guadalete

Esta pasada semana, los que formamos parte del Centro de Estudios Históricos Jerezanos, hemos tenido la enorme satisfacción de recibir en él como miembro de número, a Agustín García Lázaro. Lo ha hecho con la conferencia titulada “Guadalete, el río que nos lleva”. El río de Jerez, que ha nutrido sus campos desde tiempos muy pretéritos con sus aguas. La conferencia la pronunció en los salones de la Escuela de Hostelería de Jerez, y enmarcada en el II Aulario Permanente de Historia de Jerez.

Como recoge Marco Antonio Velo en su crónica, el río Guadalete es “el ADN de nuestro territorio, un eje vertebrador de nuestra historia, un signo de identidad”, porque “el Guadalete es también, por muchos motivos, “el río que nos lleva. En feliz expresión del arquitecto Manuel González Fustegueras, el Guadalete es el ADN de nuestro territorio, testigo y protagonista de nuestra historia, creador de riqueza…”.
Con García Lázaro paseamos por la prehistoria de este entorno jerezano , desde la temprana ocupación de sus riberas ya en el Paleolítico Inferior… hasta nuestros días, “realizando un recorrido por las culturas de la antigüedad, por la presencia romana y árabe en el río y su cuenca, para ocuparnos también de los siglos medievales en los que fue territorio fronterizo” y el desarrollo posterior del papel que jugó. Porque para García Lázaro, “cuando el hombre despertó a la Historia, el río Guadalete ya estaba allí”.

Agustín García Lázaro con algunos miembros de la Junta Directiva del Centro de Estudios Históricos Jerezanos, tras la conferencia

Mi bienvenida en esta página a Agustín García Lázaro por su incorporación a una institución tan prestigiosa, tan activa y que tanto está aportando a la historia y mi enhorabuena por su magnífica conferencia que en este caso nos llevó por un río cargado de historia.

VALORES

Virgilio

Observo los parámetros en los que nos movemos. Los valores que impregnan  nuestra inteligencia y nuestra vida concreta. Observo, muchas veces, la dualidad de nuestras acciones en relación con la sociedad concreta que nos rodea cada día, en la diferencia entre lo que pretendemos pensar y lo que llena nuestros actos diarios. La contradicción, frecuente, entre la filosofía en la que decimos creer y que dialécticamente queremos defender y el trato que damos a nuestros semejantes cercanos: compañeros de trabajo, amigos, colegas… Sin la menor sensación de contradicción. Y me sorprende gratamente escuchar a un empresario amigo afirmar, con convicción, que necesitamos una fuerte reforma en los planteamientos económicos, laborales, empresariales, pero que no puede estar ajeno a todo esto una formación en los valores. Afirmaba creer que el cambio que se necesita viene también de una raíz más profunda, que son los valores que impregnan nuestra vida y a los que no echamos demasiada cuenta. Es un ser humano renovado, impregnado de valores, el que puede producir una sociedad nueva, una convivencia diferente. No es tarea fácil, pero no por ello es menos necesaria. Y no es cuestión de pose sino de convicción. ¡Chapó!

He comprobado que en muchas situaciones de la vida tenía razón el poeta Virgilio (Roma, s. I a. C.): “Omnia vincit amor”. Sólo el amor es capaz de vencer ciertas situaciones. Es decir un valor, un valor noble y profundo, pero también comprometido y exigente.

Porque la convicción que propicia un cambio social y una convivencia profundamente regenerativa, la he encontrado en otro romano, Catón: “Ira odium generat, concordia nutrit amorem[1].  ¡Qué acertada convicción! El español Juan de la Cruz, lo expresaría de esta otra forma práctica: “Pon amor donde no hay amor, y encontrarás amor”. Parece una cuestión casi de física. En una jarra sin agua, pon agua y encontrarás agua. Lo difícil es encontrar el agua y trasladarla a la jarra. Pero que la jarra está escasa del líquido elemento es bastante demostrable y no ofrece la menor duda. Hacerla rebosar es cuestión de constancia. Que saciará la sed también es evidente. Para hacer caso a Catón y obtener el beneficio que nos propone, habrá que comenzar a acarrearla.


[1] La ira genera el odio, la concordia alimenta el amor


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