Archivo de julio 2010

A VUELTAS CON ERASMO Y LOS DEBERES DE LOS GOBERNANTES

Sigo leyendo a Erasmo de Rotterdam y sigo disfrutando de su pensamiento y de la vigencia y actualidad de sus ideas. Erasmo era un humanista con ética, quizás por eso esté desterrada su memoria. Anoche leía: “cuando exiges a los tuyos como deuda el impuesto, pregúntate antes a ti mismo si les has pagado lo que tu deber exige”. Lo harán nuestros gobernantes. O serán de este otro tipo de gobernantes –y no hablo de color político sino de sistema- “que no piensa ni hace nada más que extorsionar a los ciudadanos sacándoles todo el dinero que puede, enredar en tramos legales todas las riquezas posibles y vender al mejor postor las magistraturas y los cargos, decidme, por favor, si debe ser llamado príncipe o negociante o más bien, hablando en plata, ladrón”. Desde luego, parece mentira que lo escribiera en 1516.

LEYENDO A ERASMO DE ROTTERDAM

He vuelto a la lectura de Erasmo de Rotterdam, a mi entender, la cumbre más alta del humanismo renacentista, y me deleito en la lectura de su “Educación del Príncipe Cristiano” preguntándome por qué ha tenido más éxito en los planteamientos políticos el Príncipe del también renacentista Maquiavelo, y menos este tratado más completo y, sobre todo, más coherente y honesto. Mientras aquel aconseja el arte de la política como simulación y engaño, éste persigue enseñar honestidad al príncipe, y alejarlo de la tiranía. Hoy me sorprende un párrafo de Erasmo, que valdría la pena recordar, poner en valor y colocar en el frontispicio de la vida política actual. Dice lo que sigue sobre las características del tirano, que él resume a tres: “La primera […] consiste en el empeño del tirano para que los ciudadanos no quieran o no se atrevan a revelarse contra él. La segunda, que no se fíen unos de otros. La tercera, que no puedan maquinar revoluciones. Consigue lo primero intentando por todos los medios que los ciudadanos tengan la menor iniciativa posible y la mínima sabiduría, teniéndolos servilmente o dedicados a ocupaciones sórdidas o sujetos a delaciones o enervados por los placeres. Sabe que los ánimos generosos y elevados soportan a duras penas la tiranía.  Logra lo segundo intentando que los ciudadanos disientan entre sí con mutuos odios y que se delaten unos a otros, él entre tanto con el mal de los suyos se hace más poderoso. Alcanza lo tercero mermando a toda costa las riquezas y la autoridad de los suyos y principalmente de los hombres de bien…  El príncipe [es decir, el gobernante] debe alejarse lo más posible de todos estos empeños, mejor aún, ser diametralmente opuesto a ellos…”.   ¡Ahí es nada! Cualquiera diría que más de uno le ha hecho caso, pero para beneficio propio y mal de los demás. ¡Qué actualidad la de Erasmo y qué pocos acuden a su sabiduría!

JOSÉ RAMÓN FERNÁNDEZ LIRA

Hace poco más de diez días estuvimos riéndonos con él, compartiendo sus acertadas ocurrencias a la salida de una Asamblea General (la que cerraba el curso) de la Academia de San Dionisio. Ahora nos veíamos más a manudo porque ambos estábamos en la Junta Directiva del Centro de Estudios Históricos Jerzanos y su dedicación a los trabajos del Centro y a las actividades que emprendiamos era metódico, constante y ejemplar. Ayer se nos fue el «Lira», como él decía a veces, de manera inesperada. Y nos paró a todos en seco. Un infarto fulminante se llevó a este profesor, cartelista, dibujante y amante y gran conocedor de Jerez. Por la noche, en el Tanatorio, los amigos del Centro y de la Academía aún no dábamos crédito a esta pérdida. El patrimonio que deja y la memoria de cuantos hemos trabajado en mayor o menor medida con él, hemos leído sus publicaciones o hemos asistido a sus conferencias, quedarán para siempre. Esperemos que su Centro Documental, que con tanta constancia y primor ha mantenido pueda servir ahora de disfrute para los jerezanos y de testimonio histórico. Su obra queda.

JUEGO DE EQUIPO DIGNO DE ALABANZAS

Sólo faltó que Píndaro cantase, al regreso de los triunfadores deportistas de las Olimpiadas, aquello de “¿Quién obtuvo la reciente Corona / con sus manos, sus pies y su carro,/ y puso en el haber de su fama al orgullo / del triunfo deportivo que con su esfuerzo consiguió?”. Madrid era como aquella Atenas que recibía a los triunfadores olímpicos, con el mismo fervor, aunque con menos gente que las que ayer llenaron las calles de Madrid. Otros hubo que emularon al poeta de Cinocéfalos, de allá por el siglo VI antes de Cristo, que en sus odas olímpicas exaltó las excelencias de los atletas griegos. Los jugadores de la selección española volvieron triunfantes, con la dorada copa que les acreditaba como campeones del mundo, y a mí me veníaN a la mente aquellos tiempos clásicos. No hay nada nuevo bajo el sol. Y los hombres nos dejamos conquistar por las mismas pasiones. Leí otra oda que me resultó actual, a pesar del tiempo transcurrido: “Concédele al que alcanza la victoria, / de la Olimpia en el suelo dulce y grato, / vencedor de difícil pugilato, / qué dé a los hijos de su patria gloria; / dale que su afecto se conquiste, / el de aquellos que viven más lejanos / en honrar el valor son los primeros, / porque huella a la vez con firme planta / de la recta justicia los senderos./ El paternal consejo, bien lo sabes, / observó cual Oráculo divino. / Da las glorias que ilustran soberanas, / a aquellos a quien dióles el destino / de Calianacto descender. Ahora, / alegre, anime a la ciudad fíente / la gracia encantadora / de las festivas danzas, / de los diestros Herátides. ¡Mas cómo / es fácil nos ofrezca de repente / cuando la paz nuestros anhelos llena / el aire sus mudanzas, / al vagar por la atmósfera serena!”

Es el homenaje de Píndaro a un grupo de deportistas que supo vencer ese mal fario, ese vicio ancestral de nuestra España de ser tan poco diestra en jugar en equipo. Hay que reconocerles que esto lo supieron hacer y han dado ejemplo. ¡Que cunda en tantas otras cosas en las que disfrutamos mirándonos nuestro propio ombligo improductivo!

LOS LIBROS

Me pregunta un amigo que por qué sigo enredado en los libros, les sigo con fidelidad y mantengo en ellos mi mirada, como un objeto amado, del que estoy seducido por completo, aunque sin esa pizca de crítica a aquellos libros que traicionan su propia esencia y su razón de ser. Y por qué vuelvo una y otra vez en  este blog a ellos, reflejando lo que encuentro en las librerías y leo. Y es que es muy posible que la razón sea ésta o alguna parecida: “ Quiero quedarme en medio de los libros, en ellos he aprendido a dar mis pasos, a convivir con mañas y soplidos vitales, a comprender lo que crearon otros y a ser por fin este poco que soy”. Lo puso así por escrito Mario Bendetti, y ahora la comparto en estas líneas.

NO SON LOS TERCIOS DE FLANDES

El fútbol es un deporte. La Selección Nacional de un país no es más que el conjunto de los supuestamente mejores deportistas del mismo. El Campeonato Mundial de Fútbol (como en su caso las Olimpiadas o el torneo de tenis de Wimbledon, etc.) es un campeonato deportivo del que sale vencedora la selección de fútbol que mejor ha jugado  y, dado que es uno de los deportes mayoritarios, aglutina a millones de espectadores que disfrutan del espectáculo deportivo y de la calidad de estos atletas y de su juego de equipo. La afición, las pasiones, el sentimiento social de representación deportiva en un equipo que es de todos, afloran con rasgos de entusiasmo, de pasión, de euforia o de frustración según sean los resultados. Pero, es sólo un deporte. Y lo que se gana, en este caso concreto, y por lo que se juega, es un trofeo y un reconocimiento a la calidad y al buen hacer. Nada más. Cierto es que hay mucho dinero en juego, prestigio deportivo, cuotas de reconocimiento a los jugadores que mejor lo han hecho, etc.  Pero, en el partido de mañana domingo, ni Vicente del Bosque es el Duque de Alba, ni los Casillas, Villa, Torres, Pujol, Fábregas, Pedro, etc. no son los tercios de Flandes . La Selección española juega contra Holanda, y no nos jugamos la conquista de los Países Bajos, ni la solución de la crisis económica europea, ni nuestra salida del agujero en el que España está metida, y que tiene, desde luego, otras vías de salida que no son, precisamente el fútbol.  Es alentador  el espíritu de nación, de colectivo social, alrededor de los símbolos que nos representan. Pero no caigamos en el error de confundir el tocino con la velocidad.

Me sentiré orgulloso, contento, de nuestros deportistas y de los avances que España ha hecho en este deporte y en la calidad de los compatriotas que lo practican y que tanto me han hecho disfrutar en muchos de sus partidos (¡y también sufrir en otros, consciente de que todo lo que realizan los seres humanos tiene siempre su punto de imperfección, de error y de un cúmulo que circunstancias condicionantes!), pero se trata sólo de un deporte. El domingo nos jugamos –y posiblemente ganaremos, por merecimiento propio y buen hacer en el terreno de juego- la copa del mundo de fútbol, pero soy consciente de que eso es lo que se juega el domingo. Y celebraré la victoria, como celebré la reciente de Nadal sobre la mítica hierba británica. Afortunadamente, ahora la disputa es en los campos de fútbol y no en los campos de batalla de Europa, otro de los macabros “deportes” al que desgraciadamente, los europeos nos hemos dedicado con saldos lamentables. Europa sigue siendo nuestro proyecto común y en el que también tenemos que dedicar nuestras mejores fuerzas. Después de las merecidas celebraciones, volveremos a trabajar por España con la misma profesionalidad, empeño y buen hacer, que nuestros futbolistas ejercen tras el merecido descanso, porque son conscientes de que el crecimiento es una tarea diaria. Perogrulladas todas éstas pero que es bueno poner por escrito y recordar de vez en cuando, para que todas las cosas las vivamos y las codifiquemos en su justo término.


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