Archivo de agosto 2012

PIO BAROJA Y LOS ESPAÑOLES

Una amiga me envía una supuesta cita de Pío Baroja. No la conocía y no sé si consta en los anales de la historia o en la lista de las leyendas veraces. Ella afirma que la ha encontrado documentada en un blog, que no cita. El escritor la hizo en el Café de Levante un 13 de mayo de 1904. Se trataba de definirnos a los españoles y al novelista no se le ocurrió otro modo de definirnos que éste:

  “La verdad es que en España hay siete clases de españoles… sí, como los siete pecados capitales. A saber:

1) Los que no saben;

2) los que no quieren saber;

3) los que odian el saber;

4) los que sufren por no saber;

5) los que aparentan que saben;

6) los que triunfan sin saber, y

7) los que viven gracias a que los demás no saben.

Estos últimos se llaman a sí mismos “políticos” y, a veces, hasta “intelectuales”.

 Tiene gracia que en más de cien años conservemos tan bien nuestra idiosincrasia, y sigan superviviendo estas «especies». Faltan en la lista los que saben. Por lo visto los que saben, cuyo peso debe ser, al parecer, irrelevante, ni siquiera merecen el detalle de figurar en la lista de Don Pío. De piedra me quedo yo, como la estatua del novelista en el Museo de San Telmo.

EL CABALLO

Boceto figura ecuestre, de Ángeles Aliaño

En uno de los antiguos hadices, el califa Ali ben Abî Tâlib cuenta que oyó al profeta este relato: “Cuando Dios quiso crear al caballo, dijo al viento del sur: “De ti produciré una criatura que será la honra de mis allegados, la humillación de mis enemigos y la defensa de los que me atacan”. “Sea”, respondió el viento. Cogió Él entonces un puñado  de viento y creó el caballo. Le habló: “Te llamo caballo, te doy raza árabe, a tu crin anudo el bien, cabalgándote se logrará botín, la gloria se hallará donde tú estés. Yo te distingo de todos los animales, sobre ellos te hago señor; la querencia de tu amo te concedo; te permito volar sin alas; servirás para perseguir, servirás para huir; a tus lomos subiré a hombres que Me glorificarán, exaltarán y aclamarán…”.

Los caballos jerezanos son famosos desde la antigüedad y cobran una mayor importancia en el Jerez fronterizo con el Reino de Granada. Los cartujos se encargan más tarde de crear una raza de caballos de enorme prestigio hasta hoy en día. Esta tradición ecuestre justifica de sobras la maestría de los jinetes jerezanos en la doma. Y, desde luego, tiene uno de sus puntos culminantes en la celebración en Jerez de los Juegos Ecuestres Mundiales del 2002. Hoy, el viajero que se acerca a Jerez para disfrutar de la Fiesta de la Vendimia –a la vuelta ya de la esquina- puede visitar  la Yeguada del Hierro del Bocado, centro importante de visitas para los amantes del caballo, situada en la Dehesa de la Fuente del Suero, esta Yeguada acoge una de las reservas de caballos más importante del mundo. Situada cerca de la Cartuja de Jerez, en los ricos pastos del valle del río Guadalete, es el lugar ideal para la crianza del caballo jerezano. Desde el siglo XV, estos parajes de la Cartuja son un centro de reserva del caballo cartujano, que ahora reúne a más de 200 cabezas de pura raza española, de la estirpe cartujana. Puede visitarse y contemplarse, entre otras cosas,  la exhibición de estos caballos. Y la Real Escuela Andaluza de Arte Ecuestre donde es conocida su exhibición; es uno de los puntos más visitados de la ciudad por aquellos que quieren contemplar uno de los espectáculos ecuestres más bellos. Centro de formación de jinetes, de doma de caballos, se encuentra situada en el Recreo de las Cadenas, un palacio proyectado en el siglo XIX por Garnier, inspirado en las formas renacentistas, y que se encuentra rodeado de hermosos jardines. Allí se halla el Picadero –con capacidad para 1.600 espectadores-, las Cuadras, el Guadarnés, el taller de talabartería, todo ello puede visitarse, así como el Museo del Enganche, con una colección de coches y guarniciones, representativas del universo del enganche, que con las última tecnologías multimedia acercan al visitante a la riqueza cultural y deportiva de este arte. No sólo vino en la vendimia, que también, sino caballos. Los de Jerez, “señor de todos los animales”, como refiere el antiguo escrito.

«LOS INTERESES CREADOS»

«He aquí el tinglado de la antigua farsa, la que alivió en posadas aldeanas el cansancio de los trajinantes, la que embobó en las plazas de humildes lugares a los simples villanos…», recita Crispín, con el telón aún echado, en el prólogo de la obra del ilustre dramaturgo español Jacinto Benavente, “Los intereses creados”. ¿No sé por qué razón, cada vez que recibo en estos días información impresa, radiofónica o televisiva, de las comparecencias en la Comisión de Investigación del Parlamento Andaluz sobre los falsos ERE, me viene a la mente esta escena que contemplé siendo muy, muy joven en el teatro? La tengo en mi retina y aún recuerdo de memoria estas primeras frases. Y no sé por qué tengo la sensación de que me voy a quedar sin saber a ciencia cierta el desenlace verídico de esta otra obra.


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